Despojarse del abrigo y el culto a la vergüenza, la deshonra y la culpa que conlleva el abuso sexual y transgeneracional.  Cult-ure es lo que crece en una placa de Petri.

¿Qué es el Trauma Sexual?

Las respuestas de la mayoría de las mujeres, pero hoy en día también de los hombres, al abuso sexual en la niñez y la edad adulta son muy complejas y altamente específicas, únicas e individualizadas.

Algunos sobrevivientes experimentan síntomas psicológicos psiquiátricos severos y crónicos, mientras que otros experimentan poca o ninguna angustia consciente. La amplia gama de consecuencias puede atribuirse a varios factores, como las características de la agresión, las condiciones ambientales, los atributos del sobreviviente y la disponibilidad de apoyo y soporte social, familiar y psicológico.

El trauma sexual se refiere a uno o múltiples abusos sexuales de varios tipos que provocan una angustia y una aflicción significativa.

El término trauma sexual, basado en observaciones clínicas también implica que algunos sobrevivientes no etiquetan sus experiencias como violación o agresión debido a la familiaridad con el perpetrador o la ausencia de fuerza, etc; este tipo de abuso puede ser más profundo que otros.

El trauma sexual infantil se asocia con el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la depresión, el suicidio, los problemas con el alcohol y drogas ilícitas y medicadas, y los trastornos alimentarios, etc.

Los sobrevivientes también pueden experimentar poco interés sexual y dificultades en las relaciones y participar en comportamientos sexuales de alto riesgo y estrategias extremas de afrontamiento poco saludables.

En los casos más graves, las mujeres o los hombres pueden experimentar síntomas de un trastorno de la personalidad, incluido uno que se distingue por patrones persistentes de inestabilidad e impulsividad (es decir, trastorno límite de la personalidad).

La experiencia clínica sobre los factores de riesgo sugiere que la dinámica familiar y el entorno, así como las respuestas de apoyo de la familia y las parejas íntimas, así como de otras personas, pueden mejorar la salud mental y emocional.

La Salud y el Funcionamiento entre los Sobrevivientes

El trauma sexual en la edad adulta se asocia con consecuencias psicológicas psiquiátricas a corto y largo plazo.

Los efectos a corto plazo incluyen conmoción, miedo, ansiedad, confusión y abstinencia, etc.

Muchos sobrevivientes experimentan una reducción de los síntomas en unos pocos meses, mientras que algunas mujeres u hombres experimentan angustia y aflicción durante años.

Los resultados a largo plazo incluyen trastorno de estrés postraumático (TEPT), depresión, trastornos alimentarios, disfunción sexual, consumo de alcohol y drogas ilícitas y médicas, comportamiento no fatal o incluso suicida y amenazas suicidas, síntomas físicos como somatización en ausencia de condiciones médicas y preocupaciones severas y malsanas con la apariencia física.

Los riesgos de desarrollar problemas de salud mental y emocional están relacionados con idiosincrasia del abusado, la gravedad de la agresión, otras experiencias negativas o no saludables (antes o después de abuso) de la vida, creencias y prácticas desadaptativas y percepciones de falta de control.

La Comprensión Ortodoxa Actual tiene Lagunas y Controversias

Poco se sabe sobre el impacto real de la victimización sexual en la niñez y la edad adulta entre mujeres y hombres, especialmente de comunidades poco estudiadas principalmente como minorías raciales, étnicas, religiosas o espirituales, discapacidades, orientación sexual, pobres y sin hogar.

Dentro de la comprensión ortodoxa también hay un debate en curso sobre la gran dependencia del trastorno de estrés postraumático (TEPT) como diagnóstico principal para los sobrevivientes. El diagnóstico dado respalda una tendencia a enfatizar demasiado el papel del sobreviviente en las respuestas al trauma sexual, con poco reconocimiento del papel de apoyo social y los factores familiares, sociales, culturales, étnicas, raciales, religiosas o espirituales.

Abordar estas limitaciones requiere colaboraciones más sólidas entre investigadores, profesionales, defensores, educadores de la salud mental-emocional y formuladores de políticas y la utilización de una base básica y específica de conocimiento del tema y un lenguaje común de la salud mental y emocional.

Nosotros como profesionales de la salud mental-emocional promovemos las capacitaciones especializadas y específicas para profesionales de la salud mental-emocional, apoyamos también las reformas que ayuden a obtener fondos para centros de crisis por violación y servicios relacionados, y educamos al público en general para mejorar la capacidad de respuesta de la comunidad, reducir el estigma y aumentar la conciencia sobre los recursos prácticos disponibles para los sobrevivientes.

¿Por qué el abusador no siente ningún remordimiento por ello?

La víctima asume la culpa, la vergüenza, la profanación y la deshonra, debido a que encarnan la experiencia de abuso y lo atribuyen a sí mismos en oposición a una atribución externa, ya que el abuso sexual no solo se relaciona únicamente con la experiencia del abuso, sino que involucra a todo el ser de la víctima, afectando la relación que tiene consigo misma, a nivel corporal, mental-emocional, espiritual, conductual, social, entre otros, e incluso se convierte parte de su identidad.

Los sentimientos de vergüenza, culpa, deshonra, entre otros pueden ser reforzados por el aprendizaje social, cultural, étnico, religioso o espiritual y los patrones familiares transgeneracionales. Las familias poseen reglas que determinan lo que se permite ver, oír, sentir y hablar que tienen la función de proteger los temas vergonzosos, es así que existen los secretos familiares que emergen desde la vergüenza familiar, que es mantenida por ellos en un ciclo recursivo.

La relación entre abusador y abusado puede describirse como un «hechizo», en vista de que el abusador influye en el abusado sin que éste sea realmente consciente de lo que verdaderamente ocurre en cada momento, pudiendo sentirse confuso, paralizado y perdido, sin recursos para darse cuenta de cuándo y de qué manera se han traspasado las fronteras o los límites saludables, por no hablar de cómo frenarlos o afrontarlos de forma práctica y saludable. Por eso existe incongruencias dentro de lo abusado, y al mismo tiempo hay una falta de comunicación interna y externa sobre la experiencia; impidiendo a uno puede referirse a los hechos reales e imposibilitando que uno ese mental y emocionalmente estable y saludable, simplemente no puede encontrar la manera de poder articular la experiencia de manera realista y objetiva. Además, es el abusador quien da diferentes mensajes y señales para que el abusado se sienta responsable del abuso sexual, avergonzado, culpable, etc. dentro y con la familia y la sociedad en general. La vergüenza y la culpa etc. expresan de hecho la incapacidad del abusado para reconocer la responsabilidad del abusador por el abuso sexual.

Los enteógenos elevan al amor propio de uno, más allá del trauma transgeneracional y sexual creado.